viernes, 29 de enero de 2021

2.1. Sistema esquelético

Los cartílagos y los huesos cumplen funciones comunes para el sostén del cuerpo, asegura la locomoción corporal y tienen a su cargo una primordial función protectora de los órganos blandos en las regiones del tórax y de la pelvis, así como del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal).  además el hueso contiene órganos hematopoyeticos (médula ósea) y es muy importante en el metabolismo mineral del organismo.


Por lo tanto, los huesos tienen a su cargo dos funciones trascendentes, a saber: una función de sostén o protección y una función metabólica. La estrecha interrelación entre ambas funciones determina en forma decisiva la estructura de cada hueso y con ello la arquitectura de todo el cuerpo. La estructura ósea se adapta mediante su actividad metabólica a la estática exigida por el cuerpo animal, y esta adaptación se produce preferentemente a través de los procesos de crecimiento de catabolismo del hueso.

Cada hueso está sometido durante toda la vida a procesos adaptativos de transformación. Los cambios en las fuerzas fisiológicas de depresión, de tracción y de torsión, llevan en corto tiempo a procesos de readaptación en el tejido óseo. Las extremidades, la columna vertebral o los huesos pelvianos sufren mayores cambios estructurales que, por ejemplo, los huesos del cráneo. Las fuerzas mecánicas determinan un engrosamiento de la pared ósea, por lo general en la más comprometida porción media del hueso, la diáfisis. En los extremos, las epífisis, el grosor de la sustancia cortical disminuye. La función del hueso también está determinada por su recubrimiento conjuntivo, el periostio, con sus dos capas, la exterior o estrato fibroso o capa adventicia, y la interior, más rica en células, el estrato cambial o capa fibroelástica. Con excepción de los cartílagos articulares y de numerosas inserciones musculares, el periostio envuelve en toda su superficie y completamente a los huesos. El estrato cambial disminuye una gran cantidad de fibras nerviosas sensoriales y una densa red de vasos sanguíneos linfáticos para el aprovisionamiento metabólico del hueso. Además, durante toda la vida esta capa es capaz de generar tejido óseo y lo que tiene especial importancia para el crecimiento óseo, en todos los procesos de transformación fisiológicos y para la neoformación del hueso después de una fractura.  el estrato cambial forma el callo cartilaginoso y el callo óseo; los estímulos mecánicos sobre el periostio determina la aparición de los sobrehuesos o esparavanes.

El almacenamiento de calcio y fósforo es una de las funciones primordiales del hueso. Por eso, en la sustancia esponjosa de numerosos huesos existe un depósito móvil de calcio, qué será liberado hacia la sangre cuando el cuerpo lo necesite para mantener las funciones necesarias para la vida. Los mecanismos de regulación tanto endógenos como exógenos monitoriza estos procesos metabólicos.



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